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Virus del papiloma humano

El virus del papiloma humano es la infección de transmisión sexual más común en la población. Aproximadamente el 80% de las mujeres sexualmente activas estarán en contacto con el virus del papiloma humano (VPH) en algún momento de su vida, y en mayor proporción caso de los hombres. Sin embargo, hay que reseñar que más del 80% de estas infecciones son transitorias y se resuelven por si mismas en el transcurso de los dos años posteriores a la infección.

¿Qué es el virus del papiloma humano?

Se conocen alrededor de 200 genotipos diferentes, y de ellos aproximadamente 40 se transmiten por contacto sexual, pudiendo infectar la piel y mucosas del área anal/genital, oral y el tracto respiratorio superior, tanto en hombres como en mujeres. Ambos sexos pueden ser portadores asintomáticos y transmisores.

El VPH tiene la capacidad de transformar las células en tumorales (capacidad oncogénica). De esta manera, se clasifican en:

– Genotipos de alto riesgo oncogénicos (VPH-AR): 16, 18, 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58, 59 y 66. Pueden producir lesiones premalignas y cánceres:

  • Cáncer de cuello de útero: prácticamente todos los casos de cáncer de cuello de útero (99%) están relacionados con una infección genital por el VPH. El 16 y 18 son los responsables del 70% de los casos de cáncer de cuello de útero (CCU). CCU es el cuarto cáncer más común entre las mujeres en el mundo.
  • Cáncer de vulva (40% de los casos) y vagina (70%).
  • Cáncer de pene (50% de los casos). 
  • Cáncer de ano (85% de los casos).
  • Cáncer oral y faríngeo (37% de los casos).

– Genotipos de bajo riesgo oncogénicos (VPH-BR): otros como el 6 y el 11, responsables del 90% de las verrugas anogenitales o condilomas acuminados (lesiones benignas).

Infección por el virus del papiloma humano:

La infección por VPH puede darse en todas las personas sexualmente activas. El mayor riesgo se encuentra entre la población joven y se incrementa el riesgo en función del número de parejas sexuales.

La mayor parte de las veces esta infección es eliminada por el organismo en un plazo de 6 meses a 2 años, sin trascendencia posterior. Las personas que no eliminan el virus, pueden desarrollar lesiones premalignas y algunas de ellas pueden derivar en cáncer.

Pero también puede suceder que, tras la adquisición del VPH, el virus permanezca inactivo durante un tiempo prolongado y evidenciar la infección muchos años después. Además, se ha observado un aumento de infecciones en mujeres posmenopáusicas, el motivo se cree que es debido a una infección latente que se reactiva por la reducción de la inmunidad natural con la edad.

Por ello, es importante acudir a las citas de cribado de cáncer de cuello de útero de los 25 a los 64 años.

VPH y el cuello del útero

El cuello del útero o cérvix es el lugar con mayor riesgo de sufrir infecciones persistentes por VPH debido a su anatomía.  

La infección por VPH es necesaria para el desarrollo de lesiones premalignas y del CCU, pero se sabe que sólo una pequeña parte de las mujeres infectadas desarrollará lesiones premalignas y eventualmente cáncer.

Casos de infección de VPH, lesiones premalignas y cáncer de cuello de útero. Imagen extraída de la Guía para pacientes “Infección por el virus del papiloma humano” de la Asociación Española de Patología Cervical y Colposcopia, AEPCC

El VPH es causa necesaria, pero no suficiente, ya que otros factores intervienen y aumentan la probabilidad de generar neoplasia:

  • El genotipo, la carga viral, las infecciones múltiples, persistencia del virus…
  • Tabaquismo.
  • Alteraciones en el sistema inmunitario de la persona.

En primer lugar, las células del epitelio del cuello se transforman en lesiones premalignas que preceden al cáncer. Se denominan SIL (Squamous Intraepithelial Lesion) o CIN (Neoplasia cervical intraepitelial) y precisan revisión en la consulta de ginecología. Según el grado de alteración estas se clasifican en:

  • Bajo grado (LSIL/CIN1): suelen resolverse espontáneamente y desaparecer.
  • Alto grado (HSIL/CIN2-3): lesiones persistentes, con baja probabilidad de resolución espontánea y con un riesgo significativo de generar cáncer. Estas lesiones suelen retirarse mediante técnicas quirúrgicas.
Evolución de las lesiones premalignas por el VPH. Imagen extraída de la Guía para pacientes “Infección por el virus del papiloma humano” de la Asociación Española de Patología Cervical y Colposcopia, AEPCC

Anticonceptivos y VPH

El uso constante y correcto del preservativo en las relacione sexuales:

  • Disminuye el riesgo de la infección en 60-70%.
  • En personas infectadas por VPH, reduce el riesgo de progresión de las lesiones y favorece el aclaramiento del virus y la regresión de las lesiones.

El uso de anticonceptivos combinados orales (AHCO) -estrógenos y progesterona-puede estar relacionado con un pequeño aumento del riesgo de cáncer de cuello de útero. Es recomendable que las mujeres que usen estos anticonceptivos estén al día en el cribado de CCU. Los profesionales de la salud deben tener en cuenta de forma individualizada el beneficio/riesgo del uso del AHCO en mujeres diagnosticadas de infección de VPH.

Cribado y diagnóstico precoz de Cáncer de Cuello de Útero:

La vacuna y el preservativo son elementos de protección contra el VPH pero no suficientes. Es por ello que existen Programas de detección precoz de Cáncer de Cuello de Útero en todas las mujeres de los 25 a los 64 años. Se basan en la realización de citologías (que buscan lesiones premalignas o cáncer)  y/o en la detección del VPH.

En el caso de Castilla y León, ¿qué mujeres pueden participar en el Programa?

Mujeres que cumplan todas estas condiciones:

  • Edad comprendida entre 25 y 64 años (ambos incluidas).
  • Residentes en Castilla y León.
  • Que hayan tenido relaciones sexuales.
  • Que actualmente no presenten síntomas ni patología ginecológica activa.

¿Qué mujeres no deben participar en el Programa?

No deben participar en el Programa aquellas mujeres que no hayan tenido relaciones sexuales o a las que se les haya realizado una histerectomía total (no tienen útero ni cuello).

¿Dónde puede hacerse las pruebas?

En su Centro de Salud. Consulte con su matrona (o en su defecto, su enfermera).

  • Si su edad está comprendida entre 25 y 34 años, se le realizará una citología cada tres años. Se busca la presencia de lesiones precancerosas o cáncer, no el virus (esto es así puesto que mucha población de esta franja de edad presentará el virus del papiloma pero no llegará a producir lesiones).
  • Si su edad está comprendida entre 35 y 64 años, se realiza una determinación del virus del papiloma humano cada cinco años.

Vacuna contra el VPH:

La vacuna del VPH ayuda a prevenir el cáncer de Cuello de Útero. Es la intervención más eficaz y efectiva para el control de la infección y prevención de la enfermedad generada por el  VPH.

Cabe destacar que las vacunas actuales no protegen de todos los genotipos oncogénicos, por lo que es importante recomendar igualmente a todas las mujeres vacunadas la realización de los cribados de cáncer de cérvix establecidos.

Tipos de vacuna:

En la actualidad, hay 3 vacunas frente al VPH autorizadas para hombres y mujeres:

  • Bivalente (Cervarix): constituida por los genotipos 16 y 18.
  • Tetravalente (Gardasil 4): incluye los genotipos 6, 11, 16 y 18.
  • Nonavalente (Gardasil 9): incluye los mismos que la tetravalente y además los tipos 31, 33, 45, 52 y 58 -a los que se le atribuyen un 20% adicional de casos de cáncer de  cuello de útero.

En diferentes estudios, se ha demostrado que la vacuna bivalente otorga además protección cruzada frente a los tipos 31, 33 y 45 y en el caso de la tetravalente, al tipo 31. 

Vacunación en España:

En España, igual que en la mayoría de los países industrializados, esta vacuna está incorporada de forma sistemática en el calendario vacunal y se administra a las adolescentes a los 12 años (intentado así su administración antes de las relaciones sexuales) con dos dosis. En personas con inmunodepresión se recomienda usar siempre la pauta de 3 dosis, independientemente de la edad.

En menores de 15 años, la pauta de vacunación es de dos dosis. A partir de los 15 años, la pauta será de tres dosis.

Además se recomienda la vacunación frente al VPH en los siguientes grupos de riesgo:

  • Hombres y mujeres Síndrome de WHIM (Inmunodeficiencia primaria) sin límite de edad.
  • Mujeres con trasplante de órgano sólido o trasplante de progenitores hematopoyéticos, hasta los 26 años de edad.
  • Hombres y mujeres con infección por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), hasta los 26 años de edad.
  • Hombres que tienen sexo con hombres (HSH), hasta los 26 años de edad.
  • Hombre y mujeres en situación de prostitución, hasta los 26 años de edad.
  • Mujeres con tratamiento escisional de cérvix sin límite de edad.

La AEPCC recomienda valorar la conveniencia de inmunizar con vacuna nonavalente a las personas de alto riesgo previamente vacunadas con la tetravalente o bivalente.

Actualmente, en Castilla y León se ofrece la vacunación gratuita con Gardasil 9 para las mujeres nacidas a partir de 1994 que no se hubieran vacunado con anterioridad.

Vacuna y mujeres ya infectadas por VPH:

Las vacunas frente al VPH no han demostrado que sirvan de tratamiento para curar lesiones premalignas ya existentes o que ayuden a eliminar una infección actual. En cambio, sí han demostrado eficacia en prevenir la reactivación o reinfección del virus.

El haber pasado la infección por VPH parece dar una modesta protección frente a reinfecciones futuras por el mismo tipo de VPH pero la vacuna confiere unos títulos más altos de anticuerpos.

Además, según indica la AEPCC, “las mujeres mayores de 25 años pueden beneficiarse de la vacunación frente a VPH, independientemente de si presentan infección por algún tipo de VPH.”

Vacuna en ambos sexos

En países como Estados Unidos, Australia y Canadá la vacuna contra el VPH se administra en adolescentes de ambos sexos. En el caso de Australia, tras 10 años de administración en hombres y mujeres, “destacan la reducción en la incidencia de verrugas y en prevalencia vírica en hombres heterosexuales y encuentran descensos sustanciales en lesiones de cuello uterino de alto grado y en verrugas genitales”.

OMS: Un mundo sin cáncer de cuello de útero

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha impulsado el reto 2021-2030: Estrategia 90-70-90: Estrategia mundial para acelerar la eliminación del cáncer de cuello uterino como problema de salud pública.”

  • 90% de las niñas totalmente vacunadas antes de cumplir los 15 años con la vacuna contra el papiloma humano.
  • 70% de las mujeres examinadas antes de los 35 años y nuevamente antes de los 45 años mediante una prueba de alta precisión.
  • 90% de las mujeres con lesiones precancerosas y con cánceres invasivos tengan acceso a un tratamiento, un control y un seguimiento adecuados. 

Bibliografía:

Fecha de última modificación: 10/07/2022

Actualidad

Feliz 2020: El Año de la Enfermería y la Matrona

En mayo del año 2019, la OMS celebró su 72ª Asamblea Mundial de la Salud en Ginebra. Allí, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de dicha organización, propuso declarar el 2020 como el año de la enfermería y la matrona, que además coincide con el bicentenario del nacimiento de Florence Nightingale, madre y precursora de la enfermería moderna. La propuesta fue aprobada de forma unánime. Esta decisión ha sido celebrada tanto por el CIE (Consejo Internacional de Enfermeras) como por los miembros del movimiento Nursing Now del que ya os hablamos en otra ocasión.

Imagen publicada por el Colegio Oficial de Enfermería de Guadalajara

Se considera que esta iniciativa nos proporcionará una nueva visión sobre lo que es capaz de hacer la figura de la enfermera moderna e “iluminar el camino” (como hacía Nightingale con su lámpara) hacia la cobertura sanitaria universal y la salud de todas las personas. Nos permitirá además concienciar a la sociedad de apostar por una profesión que en los últimos años ha experimentado un desarrollo profesional, técnico y científico y de que todo este potencial puede ser aprovechado en múltiples ámbitos y en todas las etapas vitales de las personas.

Desde el Consejo General de Enfermería (CGE) se planea poner en marcha acciones y campañas mediáticas y sociales durante el año que acaba de empezar, con la intención de repercutir de forma positiva en la salud de la población pero también en las condiciones de trabajo de los profesionales de la enfermería.

Una mirada al pasado: de dónde venimos y dónde vamos

La labor de cuidar es tan antigua como la humanidad y ha evolucionado a lo largo de la historia: en sus orígenes se daba en el ámbito familiar y doméstico, hasta que las primeras civilizaciones del mundo antiguo empezaron a reconocer la labor de las parteras como Fenáreta, la madre del filósofo Sócrates, el cual se inspiró en su trabajo para definir el método mayéutico: ayudar a los hombres a “dar a luz” las nociones que ya conocen de antemano.

Con la expansión del cristianismo, el cuidado de los enfermos lo realizaban los miembros de las órdenes religiosas como los Benedictinos o los Franciscanos y se fundaron multitud de hospitales, como el de las Hermanas de la Misericordia en Granada, fundado por San Juan de Dios, patrón de la enfermería.

Hasta la edad contemporánea la enfermería no empezaría a reunir un cuerpo de conocimiento propio y unos estudios reglados. Fue en 1820 cuando Elisabeth Fry fundaría la primera escuela de cuidados del mundo y que marcó un precedente en la formación reglada de las enfermeras. En 1836 Theodor Fliedner y su esposa Friederike Münster crearon una escuela para las llamadas Diaconisas de Kaiserweth, que recibían formación teórica médica, farmacológica e incluso ética pero también contaban con 3 años de prácticas rotatorias, incluyendo atención domiciliaria. Finalmente el gran paso lo daría una de sus alumnas: Florence Nightingale, que fundó en 1860 la Nightingale Training School for Nurses en el hospital Saint Thomas de Londres, la primera escuela laica de enfermería del mundo y que entre otros muchos trabajos elaboró la primera teoría enfermera: la teoría del entorno.

Florence Nightingale con sus alumnas del hospital St. Thomas

A partir de Nighitngale la enfermería empezó a desarrollar multitud de modelos y teorías para definir la profesión, sus funciones y su finalidad. Todas las enfermeras han estudiado alguna vez los modelos de Henderson, Orem, Roy, Peplau, Rogers…

En 1955 se empezaría a hablar de Proceso de Atención de Enfermería, que terminaría configurándose con sus 5 fases cuando en 1976 se incluyó la fase del diagnóstico enfermero, un concepto tan importante que en 1982 se crearía la NANDA (North American Nursing Diagnosis), y con ella se empezaría a desarrollar la clasificación de diagnósticos enfermeros, que actualmente cuenta con 244 diagnósticos.

Por otra parte, en España, las especialidades enfermeras empezaron a legislarse en 1987 y la carrera de enfermería pasó a ser un grado en 2008, suponiendo un gran paso para la profesión, ya que se ampliaron las posibilidades de crecimiento profesional, y se facilitó el acceso a campos como el de la investigación o la docencia.

En 2020 nos encontramos una nueva oportunidad de hacer historia: concienciar sobre la realidad de la labor enfermera, fundamental para lograr una salud efectiva en todo el mundo, especialmente teniendo en cuenta el aumento de la esperanza de vida y de la prevalencia de enfermedades crónicas que desplazan el “curar” a un segundo plano y exigen “cuidar” y “prevenir” como base de los sistemas de salud.

Fecha de última modificación: 03/01/2020