En mayo del año 2019, la OMS celebró su 72ª Asamblea Mundial de la Salud en Ginebra. Allí, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de dicha organización, propuso declarar el 2020 como el año de la enfermería y la matrona, que además coincide con el bicentenario del nacimiento de Florence Nightingale, madre y precursora de la enfermería moderna. La propuesta fue aprobada de forma unánime. Esta decisión ha sido celebrada tanto por el CIE (Consejo Internacional de Enfermeras) como por los miembros del movimiento Nursing Now del que ya os hablamos en otra ocasión.

Se considera que esta iniciativa nos proporcionará una nueva visión sobre lo que es capaz de hacer la figura de la enfermera moderna e “iluminar el camino” (como hacía Nightingale con su lámpara) hacia la cobertura sanitaria universal y la salud de todas las personas. Nos permitirá además concienciar a la sociedad de apostar por una profesión que en los últimos años ha experimentado un desarrollo profesional, técnico y científico y de que todo este potencial puede ser aprovechado en múltiples ámbitos y en todas las etapas vitales de las personas.
Desde el Consejo General de Enfermería (CGE) se planea poner en marcha acciones y campañas mediáticas y sociales durante el año que acaba de empezar, con la intención de repercutir de forma positiva en la salud de la población pero también en las condiciones de trabajo de los profesionales de la enfermería.
Una mirada al pasado: de dónde venimos y dónde vamos
La labor de cuidar es tan antigua como la humanidad y ha evolucionado a lo largo de la historia: en sus orígenes se daba en el ámbito familiar y doméstico, hasta que las primeras civilizaciones del mundo antiguo empezaron a reconocer la labor de las parteras como Fenáreta, la madre del filósofo Sócrates, el cual se inspiró en su trabajo para definir el método mayéutico: ayudar a los hombres a “dar a luz” las nociones que ya conocen de antemano.
Con la expansión del cristianismo, el cuidado de los enfermos lo realizaban los miembros de las órdenes religiosas como los Benedictinos o los Franciscanos y se fundaron multitud de hospitales, como el de las Hermanas de la Misericordia en Granada, fundado por San Juan de Dios, patrón de la enfermería.
Hasta la edad contemporánea la enfermería no empezaría a reunir un cuerpo de conocimiento propio y unos estudios reglados. Fue en 1820 cuando Elisabeth Fry fundaría la primera escuela de cuidados del mundo y que marcó un precedente en la formación reglada de las enfermeras. En 1836 Theodor Fliedner y su esposa Friederike Münster crearon una escuela para las llamadas Diaconisas de Kaiserweth, que recibían formación teórica médica, farmacológica e incluso ética pero también contaban con 3 años de prácticas rotatorias, incluyendo atención domiciliaria. Finalmente el gran paso lo daría una de sus alumnas: Florence Nightingale, que fundó en 1860 la Nightingale Training School for Nurses en el hospital Saint Thomas de Londres, la primera escuela laica de enfermería del mundo y que entre otros muchos trabajos elaboró la primera teoría enfermera: la teoría del entorno.

A partir de Nighitngale la enfermería empezó a desarrollar multitud de modelos y teorías para definir la profesión, sus funciones y su finalidad. Todas las enfermeras han estudiado alguna vez los modelos de Henderson, Orem, Roy, Peplau, Rogers…
En 1955 se empezaría a hablar de Proceso de Atención de Enfermería, que terminaría configurándose con sus 5 fases cuando en 1976 se incluyó la fase del diagnóstico enfermero, un concepto tan importante que en 1982 se crearía la NANDA (North American Nursing Diagnosis), y con ella se empezaría a desarrollar la clasificación de diagnósticos enfermeros, que actualmente cuenta con 244 diagnósticos.
Por otra parte, en España, las especialidades enfermeras empezaron a legislarse en 1987 y la carrera de enfermería pasó a ser un grado en 2008, suponiendo un gran paso para la profesión, ya que se ampliaron las posibilidades de crecimiento profesional, y se facilitó el acceso a campos como el de la investigación o la docencia.
En 2020 nos encontramos una nueva oportunidad de hacer historia: concienciar sobre la realidad de la labor enfermera, fundamental para lograr una salud efectiva en todo el mundo, especialmente teniendo en cuenta el aumento de la esperanza de vida y de la prevalencia de enfermedades crónicas que desplazan el “curar” a un segundo plano y exigen “cuidar” y “prevenir” como base de los sistemas de salud.
Fecha de última modificación: 03/01/2020