Uno de los pilares fundamentales de la Atención Primaria es la prevención y para ello, es necesario conocer bien el problema que se quiere evitar. En este post hablaremos de un tema que a pesar de ser muy actual y que afecta a personas de todas las edades, aún no es muy reconocido.
En los últimos años, el concepto de adicción que se relacionaba esencialmente al alcohol y drogas, se ha visto ampliado a la ludopatía, las compras, el gimnasio o las distintas formas de dependencia de Internet y nuevas tecnologías, entre otras. Es cierto que las primeras continúan siendo la principal preocupación y a las que más esfuerzos se le han dedicado, pero la capacidad adictiva del ser humano va más allá de las drogodependencias, abarcando una amplia gama de conductas que se están viendo incrementadas, provocando diversos daños en la sociedad.
Toda conducta es susceptible de convertirse en adicción, sin ser necesariamente ofensiva por sí misma, dependiendo de la frecuencia, intensidad o tiempo invertido en ella. La adicción “sin sustancia” también se conoce como adicción “no química”, “comportamental”, “de conducta”, etc. Debido a que se trata de un campo muy amplio, complejo y aún poco conocido, no resulta fácil su definición ni establecer el límite entre lo normal, lo excesivo o patológico. Es un tipo de adicción en la cual se da una pérdida de control de una determinada conducta, que se realiza de forma repetida y produce un daño significativo a pesar del cual, la persona no reduce su acción. Tiene como característica, igual que las adicciones con sustancia, la dependencia, la tolerancia, el síndrome de abstinencia y la interferencia grave en la vida cotidiana de la persona.
DEPENDENCIA: incapacidad de parar de realizar una conducta a pesar de que haya sufrimiento físico/psíquico y se convierte en la actividad central de la vida diaria. Presenta:
- TOLERANCIA necesidad de aumentar la “dosis” para obtener el efecto deseado.
- ABSTINENCIA efectos negativos físicos o psicológicos que se dan ante la imposibilidad de realizar la conducta.
Hay que saber diferenciar entre adicción y consumo excesivo o abuso, donde no existe dependencia, tolerancia ni abstinencia. El término “adictivo” es muy común utilizarlo hoy en día en el lenguaje cotidiano, sin que en muchos casos reflejen su verdadero significado. Para que una conducta pueda ser considerada como una adicción, deben darse estas circunstancias:
- Fuerte deseo o sentimiento de compulsión para llevar a cabo la conducta (especialmente cuando la oportunidad de ejecutarla no está disponible).
- Capacidad deteriorada para controlar la conducta (su comienzo, mantenimiento o nivel en el que ocurre).
- Malestar y angustia emocional cuando no puede realizar esa conducta o la deja de hacer.
- Persistir con la conducta a pesar de la clara evidencia de que produce graves problemas.
Existen una serie de factores predisponentes:
- Impulsividad
- Autoestima baja e inseguridad
- Carencia de afecto
- Pobreza de relaciones sociales o fobia social
- Abuso de drogas
Evolución de la conducta:
ETAPA INICIAL
- Produce placer.
- Hay un aumento de los pensamientos referidos a ella en los momentos en los que no se está realizando.
- Cada vez se hace más frecuente y comienza a descuidar aspectos importantes en su vida como estudio/trabajo, familia/amigos, cuidado personal (alimentación y sueño).
- Se experimenta un deseo intenso y repetitivo de llevar a cabo la conducta, con expectativas muy altas.
ETAPA INTERMEDIA
- El sujeto tiende a quitar importancia al interés suscitado en él por la conducta (mecanismo de negación).
- Se mantiene a pesar de las consecuencias negativas crecientes y trata de ignorarlas.
- Hay una justificación personal y un intento de convencimiento a los demás.
- A medida que los efectos adversos se acentúan, el sujeto comienza a tomar consciencia de la realidad y a realizar intentos (habitualmente fallidos) de controlar la conducta por sí mismo.
ETAPA AVANZADA
- Lo que mantiene ahora la conducta no es ya el efecto placentero, sino el alivio del malestar que cada vez es de menor intensidad y más corto.
- La capacidad de afrontar las emociones negativas y las frustraciones cotidianas se debilita y el comportamiento adictivo se convierte en la única vía para hacer frente al estrés.
- Aparece irritabilidad, actitud violenta, aislamiento y mentiras, acompañados de sentimiento de culpa e intenso sufrimiento psíquico.
- Situación insostenible: “toca fondo”, lo que normalmente precede al inicio de la salida del problema al permitir a la persona reconocer su magnitud y aceptar/pedir ayuda.
Abuso de las TIC

Internet ha tenido un crecimiento exponencial en pocos años, convirtiéndose en un fenómeno que ha transformado a toda la sociedad. Hoy cientos de millones de personas lo usan a diario en su trabajo, en la educación, en las redes sociales, en el acceso a información, etc. Su uso tiene aspectos positivos y negativos. La adicción a las nuevas tecnologías ha sido señalada por varios autores como un problema clínico emergente que se inicia a edades muy tempranas y que se asocia a múltiples alteraciones de la salud, como disminución del tiempo de sueño, trastornos obsesivos y de ansiedad o problemas de conducta y disminución del comportamiento prosocial (aislamiento). En España, el 21% de los jóvenes entre 10 y 25 años sufre trastornos del comportamiento por culpa de ello.
Los estudios muestran que la adicción podría estar relacionada con el estrés excesivo al que nos vemos sometidos diariamente. Esta situación produce la necesidad de obtener momentos de relajación y olvidar los problemas cotidianos, supone un refugio, y lo conseguimos mediante distractores que nos proporcionan placer inmediato, dando lugar a una fuerte capacidad adictiva. Por otro lado, también se vería influida por la facilidad de acceso, siendo además la edad a la que se tiene el primer dispositivo electrónico, muy baja. Parte del problema nace en la familia porque desde pequeños ofrecen un aparato tecnológico para que coman o para tranquilizarles de una rabieta. Eso supone enseñar al niño a regular sus emociones a través del mismo.
Es un fenómeno que se da sobre todo en adolescentes o en personas jóvenes, debido a que es la etapa de la vida donde se produce la mayor crisis de evolución. Se suele clasificar en 4 categorías:
- La adicción cibersexual: pornografía online, que son las páginas más vistas en Internet
- Las ciber-relaciones: através de chat, sistemas de mensajería instantánea y redes sociales (ej., Facebook, Instagram o Twitter), o los nuevos sistemas de conexión directa (ej., Skype, WhatsApp, Line, etc.), sobre todo por móvil.
- Compulsiones en la red: especialmente el juego o las compras.
- Sobrecarga de información: navegación excesiva por la red, dedicando una cantidad de tiempo desproporcionado a buscar, recoger y organizar la información. Nunca tienen información suficiente. No saben dónde está el límite.
Desde que en el año 2013 se reconociese, en la 5ª versión del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), que las adicciones conductuales son un trastorno mental, se han conseguido pequeños avances. No obstante, este cambio afecta únicamente al juego patológico y deja fuera al uso problemático de internet o videojuegos (aunque se incluye en el apéndice para su estudio y posible incorporación en una versión futura). Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sí que incluyó el trastorno por videojuegos como enfermedad mental en su Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-11).
Ante estas nuevas adicciones los tratamientos son especialmente complejos puesto que en el mundo actual es imposible aislarse de las nuevas tecnologías, que prácticamente nos rodean. El éxito para superarlas no está en abandonar el uso sino en aprender a utilizarlo de manera no perjudicial, gestionar el tiempo de ocio y las emociones. Para ello, además de la ayuda de profesionales, se necesita el apoyo del entorno más cercano. En cualquier caso, la prevención sería el punto más importante.
Herramientas desde Atención Primaria
Ante la preocupación que suscitan los datos, el Gobierno de España aprobó la nueva Estrategia Nacional sobre Adicciones 2017-2024, en la que se incluyen por primera vez la atención integral y coordinada a este tipo de trastorno. Asimismo, asociaciones como Proyecto hombre, han incluido un programa con el objetivo de frenar el problema.
Por otro lado, la Cartera de Servicios de Atención Primaria de Castilla y León, en la sección de promoción y prevención de la salud, ha dedicado un apartado al uso y abuso de las tecnologías de la información y comunicación (TIC). En él, se centra en la detección precoz de este tipo de trastornos y propone una serie de herramientas para conseguirlo:
CONOCER LAS SEÑALES DE ALARMA:
- Privarse de sueño (<5 horas) para estar conectado a la red, a la que se dedica unos tiempos de conexión anormalmente altos.
- Descuidar otras actividades importantes, como el contacto con la familia, las relaciones sociales, el estudio/trabajo o el cuidado de la salud.
- Recibir quejas en relación con el uso de la red de alguien cercano.
- Pensar en la red constantemente, incluso cuando no se está conectado a ella y sentirse irritado excesivamente cuando la conexión falla o resulta muy lenta.
- Intentar limitar el tiempo de conexión, pero sin conseguirlo, y perder la noción del tiempo.
- Mentir sobre el tiempo real que se está conectado o jugando a un videojuego.
- Aislarse socialmente y mostrarse irritable.
- Sentir una euforia y activación anómalas cuando se está delante del aparato.
CUESTIONARIO VIDEOJUEGOS:

ESCALA CIUS (COMPULSIVE INTERNET USE SCALE):

BIBLIOGRAFÍA:
http://www.enmentepsicólogos.com
http://www.psicologiaespecializada.es
Adicciones sin sustancia. Centro psicoterapia Vínculo.
Rial Boubeta A, García-Couceiro N. Alcohol y adicciones con y sin sustancias. Herramientas de detección. AEPap. Madrid. 2020; Lúa Ediciones 3.0: p. 41-53.
Nuevas formas de adicción y patrones de consumo. Asociación Dianova España. 2018; nº 34.
Rodríguez Molinero L. Adicciones sin sustancia (química) en adolescentes. Historia de las adicciones. ADOLESCERE. 2020; Vol VIII (2).
Cartera de Servicios de Atención Primaria. SACYL. 2019.
Fecha de última modificación: 17/01/2021