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La belleza está en la piel sana, no en la bronceada.

Durante el verano son muchas las personas que pasan las horas expuestas al sol, sobre todo cuando disfrutan de unos días de vacaciones. Parece que uno de los retos del verano es ver cuánto bronceado adquiere nuestra piel, quizás porque se asocie de forma errónea a un aspecto saludable y deportivo, sin pensar en lo perjudicial que puede ser la exposición a los rayos UV para nuestra piel y nuestra salud.

La luz solar es esencial, nos ayuda a mantener nuestros patrones de sueño y a producir vitamina D, necesaria para nuestros huesos y salud. No obstante, la exposición al sol también puede causarnos daños.

En esta época del año es cuando los rayos del sol son más perjudiciales porque inciden en la Tierra perpendicularmente. Una protección adecuada será fundamental para evitar daños. Los efectos negativos provocados por la luz solar son acumulativos.

La piel se broncea cuando absorbe los rayos UV provocado por un aumento del número de melanocitos, que son las células encargadas de producir un pigmento marrón llamado melanina.  Este pigmento ayuda a bloquear los rayos UV dañinos pero de forma limitada. Por esto, las personas que tienen la piel más oscura tienen menos probabilidad de quemarse que las personas con piel más clara. Es muy importante señalar que la exposición a los rayos UV aumenta el riesgo de cáncer de piel aún sin provocar quemaduras solares.

¿Qué efectos perjudiciales puede tener en nuestra salud?

  1. Quemaduras solares: Si son leves van a provocar enrojecimiento de la piel, sensibilidad y algo de dolor. Son quemaduras de primer grado que afectan a las primeras capas de la piel y curarán de forma espontánea en unos días. Si la exposición es más prolongada se pueden producir quemaduras más profundas con aparición de ampollas, intenso dolor, inflamación… en cuyo caso es importante ser valorado por el Equipo de Atención Primaria.
  2. Envejecimiento de la  piel: La exposición a los rayos UV va a afectar a las fibras de elastina de la piel, pudiendo provocar engrosamiento, sequedad cutánea, arrugas, flacidez o fragilidad de la misma.
  3. Aparición de manchas: Se pueden producir por la alteración de los melanocitos. Aparecerán principalmente en las zonas más expuestas y se acentuarán con la edad.
  4. Afecciones oculares: La exposición al sol sin protección ocular pueden producir lesiones como catarata precoz, fotoconjuntivitis, fotoqueratitis o degeneración macular.
  5. Alteraciones del sistema inmunitario
  6. Cáncer de piel: Cuando los rayos UV penetran en las células pueden producir daño en su material genético, pudiendo provocar cambios en las células y hacer que crezcan y se dividan rápidamente. Este crecimiento de las células puede tener como resultado lesiones benignas o malignas. Los dos tipos de cáncer de piel más habituales son el carcinoma basocelular y el espinocelular, con altas tasas de curación. El melanoma es menos habitual pero más grave y mortal.
Regla del ABCD de los lunares. AECC

¿Qué puedo hacer para evitar estos efectos?

Algunas de las recomendaciones más importantes que nos propone Sacyl son las siguientes:

  • Utilizar prendas de ropa para protegerse: gorro, camisa, pantalón, etc. Así como gafas de protección solar frente a rayos UV.
  • Permanecer en la sombra el máximo tiempo, especialmente en las horas centrales del día.
  • Protegerse del sol incluso estando en la sombra ya que los rayos solares se reflejan en diferentes superficies (arena, nieve, agua, etc)
  • Es importante conocer el tipo de piel de cada uno y la sensibilidad al sol (fototipos)
  • Evitar las quemaduras. Utilizar medidas de protección solar  aún en días nublados (el 90% de los rayos UV atraviesan las nubes).
  • Aplicar protector solar periódicamente (al menos cada dos horas y tras cada baño) sobre la piel limpia y seca. Es importante recalcar que el uso de protectores solares en la piel no se hace para aumentar el tiempo de exposición solar y conseguir más bronceado si no para permitir una exposición disminuyendo el riesgo.
  • Los adultos no deben permanecer al sol más de 1 o 2 horas. Los niños menores de seis meses no se deben exponer al sol directamente.
  • Beber abundante agua antes, durante y tras la exposición solar aunque no se tenga la sensación de sed.
  • Revisar la forma, el tamaño y el color de los lunares. Si hay cambios o aparecen nuevos de rápido crecimiento es recomendable consultarlo con el médico

¿Qué significan las siglas SPF de los protectores solares?

SPF “Sun protection factor”: hace referencia al factor de protección contra las raciadiones solares con el que cuenta una crema. Este factor (15, 30, 50…) indica el tiempo durante el cual un protector solar aumenta la capacidad de defensa de la piel frente a las radiaciones solares sin producir ningún efecto sobre ellas. Este factor va a multiplicar el tiempo que la piel puede estar expuesta a la luz solar de forma protegida.

En sencillas palabras, una crema con SPF 30, multiplicará por 30 el tiempo que podemos estar expuestos al sol y protegidos. Por esto, cabe destacar que la afirmación “Yo utilizo un SPF más bajo para broncearme más” no tiene sentido, ya que la protección frente al sol será la misma solo que por menor tiempo.

Se recomienda utilizar cremas solares con SPF altos (>30) para no tener que reaplicar la crema tan a menudo. Con un SPF 50 se consigue estar protegido durante al menos 2 horas.